BIENVENIDOS AL CURSO 2.011- 12



lunes, 15 de noviembre de 2010

EL EMBARAZO DE SERGIO

Yo-¿Mamá por qué mi embarazo fue especial?

Mamá-Porque venias hacer la esperanza de curar a tu hermano y porque te desebamos.

Yo-¿Fue un embarazo tranquilo?

Mamá-Si fue un embarazo tranquilo ya que tenias que nacer fuerte y sano.

Yo-¿Por qué fue un parto programado?

Mamá-Naciste antes de tiempo y por cesaria ya que tenias que ser donante de las células madre (cordón umbilical).

Yo-¿Qué día nací, donde y cuanto pesé?

Mamá-Naciste en el Hospital De La Paz, el 22 de agosto a las 10:20 de la mañana y pesastes 3.660 gramos y mediste 61cm de largo.

Yo-¿Por qué me quede 15 días más en el hospital?

Mamá-Por prescripción médica y luego nos fuimos todos a casa

Sergio Alonso

jueves, 11 de noviembre de 2010

ENTREVISTA A MAMÁ

-¿Como te pusiste cuando supiste que estabas embarazada de mí?

- Muy contenta.

- ¿Lo celebraste?

- Si, se lo dije inmediatamente a tu padre y a tu abuela, luego por la noche hicimos una cena especial.

- ¿Tuviste un buen embarazo?

-No, fue un embarazo de alto riesgo desde el segundo mes porque me subió mucho la tensión. Tuve que ingresar

varias veces en el hospital antes de que tú nacieras, pero mereció la pena.

-¿A que hora nací?

-A las 3.35 de la madrugada.

-¿Qué día de la semana?

-Un sábado.

-¿Cuánto pesé?

-3 kilos.

-¿Cuánto medí?

-56 cm.

_ ¿Fui a la incubadora?

-No, pero naciste con un problema de caderas inmaduras y tuviste que llevar una férula durante un año y medio.

-¿Nací en la fecha que tenía que nacer?

-No, fuiste ocho mesina, es decir, naciste un mes antes de lo previsto.

-¿Entonces tomaste las uvas de fin de año en el hospital?

-Si contigo y con papa.

-¿Pudiste ir el día de reyes a casa?

-Si.

-¿En que hospital nací?

-En “La Paz”.

-¿Fuiste feliz conmigo después de que yo naciese?

-Fui inmensamente feliz.

_¿Querías que fuese niña o niño?

_Me daba lo mismo, aunque las abuelas querían niña.

-¿Cuándo supiste que iba a ser una niña?

-Cuando naciste que me preguntaron como te ibas a llamar y conteste que me dijesen que eras para saberlo, pues no

dejaste que se viese en ninguna ecografía.


Paula Armenteros

ENTREVISTA A MI MADRE

¿Antes de tenerme querías tener un hijo/a?

-Si, llevaba años queriendo tener un hijo.

¿Cuándo te enteraste de que ibas a tener un hijo/a que pensaste?

- No pensé, me sentí superfeliz.

¿Si tuvieras que elegir entre chico o chica que hubieras elegido?

-Hubiera elegido chico, pero sólo porque me parece que la vida es más fácil para ellos.

¿Como me querías llamar si hubiese sido chico? ¿Y chica?

-Javier. Inés o Blanca.

¿Qué sentiste en los primeros meses? ¿Y en los últimos?

-Una felicidad grandísima que no había sentido en la vida. Lo mismo porque estaba supercontenta.

¿El día que nací cuando me viste que pensaste?

- Sentí una enorme emoción y las primeras palabras fue dar las gracias a las personas que habían ayudado a que tú nacieras. ¡Me sorprendió lo despierta que te mostrabas nada más nacer y tu curiosidad mirando de un lado a otro.

¿Cómo fueron los primeros meses conmigo?

- Una pesadez porque llorabas mucho.

¿Si te pudieras quedar otra vez embarazada de mi cambiarias algo?

- Intentaría trabajar menos.

¿Te gusto el embarazo?

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MUCHIIIIIIISIMO!!!!!!!!!!! nunca me sentí tan fuerte, tan ágil ni tan guapa.

GRACIAS MARTA ME HACES MUY FELIZ

Marta Muguruza

ENTREVISTA A MI MAMÁ

Entrevista a María José Hierro, madre de Luis Lázaro Hierro, por Luis Lázaro


Luis: ¿Cuándo y dónde te enteraste de que estabas embarazada?

Mamá: Papá y yo estábamos de vacaciones en Porto do Son, y yo me notaba algo rara, así que me hice una prueba y dio positivo. Era agosto de mil novecientos noventa y nueve.

L: ¿Cómo te sentiste en el momento en el qué te enteraste?

M: Estaba tan emocionada que se me saltaban las lágrimas. Enseguida llamamos a los futuros abuelos y tíos para darles la noticia. Al mismo tiempo me asustaba un poco que algo saliera mal.

L: ¿Nací en la fecha que el médico te había dicho?

M: El médico me dijo que nacerías el diez de abril, pero no te decidiste a venir al mundo hasta el veintiséis de ese mes. La espera se nos hizo eterna y recuerdo que para no pensar en ello fuimos al cine cada día durante esas semanas.

“Fue muy emocionante, me reía y lloraba al mismo tiempo, y cuando por fin te tuve en mis brazos y te vi esa carita… me sentí la mujer más afortunada del mundo”


L: ¿Cuántas horas duró el parto, de qué hora a qué hora?

M: Rompí aguas a las siete y media de la mañana y finalmente naciste a las diez de la noche, así que el parto duró unas quince horas.

L: ¿Qué hice nada más nacer?

M: Nada. Recuerdo que ni siquiera lloraste, y de hecho has llorado muy poco a lo largo de tu vida.

L: ¿Cómo se os ocurrió el nombre y a quién?

M: Nada más enterarnos de que íbamos a tener un bebé, papá me dijo que si fuera un niño le encantaría que se llamase Luis, como él mismo, su padre, su abuelo, etc. Yo le dije que no había inconveniente, pero que si teníamos más hijos me tocaba a mi elegir el nombre del siguiente.

L: Cuando nací, ¿te dolió mucho?

M: Fue un parto muy complicado y la verdad es que lo pasé bastante mal. Cuando entré a quirófano tenía 39 de fiebre y además de la anestesia me estaban poniendo antibióticos por la vía. No podían sacarte y al final lo hicieron con fórceps, lo cual provocó que yo perdiera mucha sangre y me dieran una gran cantidad de puntos. Pero lo importante es que tú estabas bien.

L: ¿Cómo te sentiste cuándo nací?

M: Pues la verdad es que muy aliviada de que al fin te sacaran (risas). No, en serio, fue muy emocionante, me reía y lloraba al mismo tiempo, y cuando por fin te tuve en mis brazos y te vi esa carita… me sentí la mujer más afortunada del mundo.

L: ¿Cuánto tiempo estuviste en el hospital antes de llevarme a casa?

M: Estuve cuatro días, porque me sentía muy débil (no quise hacerme la transfusión de sangre) y tenía muchos dolores. Además seguía con calmantes y antibiótico. Hasta pasado un mes no me recuperé.

Lúís Lázaro


ENTREVISTA A MI MADRE

_ ¿Cómo fue tu embarazo?
El embarazo fue estupendo hasta el sexto mes. Podía trabajar, no tuve náuseas ni mareos, y me encontraba muy bien. Pero un día, al volver de trabajar, empecé a tener contracciones de parto. ¡Querías nacer ya y solo pesabas un kilo! . Desde entonces estuve contigo en la cama, sin movernos durante siete semanas.
En ese tiempo quisiste nacer otras tres veces, y tuvimos que ir al hospital para que no te dejaran nacer, porque tus pulmones aún no estaban formados, y no podrías respirar.
Por fin a la quinta te dejaron nacer, y el 29 de julio asomaste tu carita al mundo.

_ ¿Cómo fue mi nacimiento y qué sentiste cuando nací?

El parto fue estupendo y muy fácil. Papá estuvo con nosotros todo el tiempo. Así te conocimos los dos a la vez. Nada más nacer papá se fue contigo mientras te lavaban, te vestían y te hacían las pruebas de recién nacido. También fue papá el que te llevó en brazos a la habitación. Nos hizo mucha gracia que te pasaste las cuatro primeras horas de tu vida con los ojos abiertos, mirándolo todo, y sin llorar ni hacer ningún ruido. La verdad es que eras un poco feo,¡¡ pero a nosotros nos parecías el bebé más guapo del mundo!! No podíamos estar más felices.

Pablo Durán

MAURICIO, EL MAESTRO VIDRIERO

Érase una vez un maestro vidriero español llamado Carlos. Tenía un taller en medio del pueblo de Pozuelo. Carlos últimamente recibía encargos de un hombre rico llamado Mauricio, que quería tener la colección de vidrio más grande del mundo. El había tenido que hacerle de todo tipo desde vasos a todo tipo de botellas. Pero Carlos no estaba triste si no contento porque cada vez los precios aumentaban y ganaba mucho dinero. Era su mejor cliente.

Hasta que un día el rey Felipe V le mandó ir a La Granja de San Idelfonso para hacer los cristales del palacio. Mauricio se enfadó ya que el maestro vidriero se había ido a otro lugar. Así que él se hizo también maestro vidriero. Pasaron días meses y por fin se convirtió en un experto del vidrio.

Disfrutaba viendo como su colección aumentaba pero no veía como su dinero disminuía lentamente, porque al hacerse maestro vidriero dejó de ser terrateniente y vendió sus tierras. Y además no hacía vidrio a la gente si no a su colección. Pero no se daba cuenta. Un día al salir a comprar arena para hacer vidrio se dio cuenta de que no tenia dinero. ¿Qué podía hacer? No podía hacer vidrio porque no tenia arena. ¿Qué iba a vender? Fue a una tienda que tenia arena y mientras el dependiente hablaba robó un saco de arena y se fue a su casa corriendo. Hizo dos de sus esculturas favoritas y salió a la calle a venderlas. Pero la gente no tenia tantas monedas como las que le dio a Carlos por las figuras, entonces las rebajó. Pero al rebajarlas ganó menos así que todavía no tenia suficiente. Justo entonces pensó en Carlos, y se le ocurrió ir a verlo. Alquiló un carro y se fue a La Granja de San Idelfonso. Encontró a Carlos en un taller de madera junto a muchos maestros vidrieros más. Se saludaron y Mauricio le enseñó lo bien que hacia el vidrio, justo en ese momento el rey pasó por allí y le vio, al ver que era tan bueno le contrato.
Pasó el tiempo y se acabó el palacio, ¿ahora que harían? Mauricio le dijo a Carlos que podían hacerse un taller y el aceptó. Y ahora trabajan juntos.


Jorge Luque

EL MAESTRO VIDRIERO

Érase una vez un joven adolescente al que le atraía mucho el vidrio; siempre que veía algún tipo de vaso, copa, etc., se quedaba mirándola fijamente preguntándose cómo se haría, aunque siempre que se lo preguntaba, se acordaba de una cosa que le dejaba muy triste, que hace unos tres años, su padre se puso enfermo y justo cuando le iba a decir con qué se hace… murió. Desde ese día se propuso lo siguiente: averiguar con qué se hace el vidrio y cómo se hace.

Cuando por fin cumplió veinte años, pudo empezar a hacer vidrio y ese mismo día fue el mejor de su vida. Empezó cogiendo arena, la aplastó, la metió en un horno a mil quinientos grados y esperó a que la arena se fundiese, cogió un palo hueco, lo metió al horno y luego lo sacó, mojó el palo un poco en agua para que se enfriase. A continuación le dio la forma y lo metió en un tipo de caja muy raro de la que salía fuego y… ¡al sacarlo vio que le había salido un jarrón precioso! Luego lo metió en un lugar donde se iba enfriando poco a poco. Los siguientes que hizo le salieron algunos mal y otros bien, pero sabía que con el tiempo le saldría todo genial.

Unos cuantos años más tarde, era uno de los mejores maestro vidrieros del mundo y tuvo que hacer muchos trabajos para gente importante. Sólo que a él no le iba todo de perlas, no, nada de eso; una cosa que le pasaba era que tenía pocos amigos. Esto se debía a que a sus compañeros de trabajo les daba celos que fuese tan buen vidriero, pero su mejor amigo le decía que no les hiciese caso. Pero no solo tenían celos de él, sino que también le molestaban, le hacían burla, se reían de él sin razón y todo tipo de cosas.

Un día, el rey Carlos III le hizo ir a su palacio para encargarle que le fabricase setenta y ocho ventanas para el Museo del Prado, trescientas ochenta y nueve ventanas para un palacio, veinticuatro lámparas de araña para el palacio y diez espejos. Además le dijo que le pagaría muy bien. El vidriero encantado dijo que sí, pero por el camino se dio cuenta de algo, que él solo no podría hacer todo, por eso trató de tener una idea. Después de estar un rato pensando se le ocurrió algo, que le podía decir a sus compañeros si le querían ayudar. Como él tenía en mente le dijeron que si. Él maestro fue el que organizaba el trabajo. Ya llevaban un mes de trabajo, y les faltaban muy pocas cosas: cincuenta cristales, cinco lámparas de araña y un espejo.

Al fin terminaron con el trabajo, tardaron tres meses. Cuando se lo entregaron al rey, se quedó sorprendido con lo poco que habían tardado y lo bien que estaba y con la delicadeza que lo habían hecho. Por eso Carlos III decidió que les pagaría más de lo que dijo.

Así fue como el maestro vidriero se convirtió en el mejor del mundo y se ganó el respeto de sus compañeros.

Luis Lázaro Hierro 5ºA

EL MAESTRO VIDRIERO

Hace muchos años en un pueblecito de Francia cerca de Toulouse vivía un maestro vidriero llamado Nicolás. Vivía con su familia muy feliz, trabajando para la corte francesa. Él trabajaba el vidrio haciendo todo tipo de piezas, pero lo tenía que guardar en secreto porque era un secreto de Estado.

Un día llegaron al taller unos señores enviados por la reina de España Isabel de Farnesio y decían que la reina necesitaba maestros vidrieros y que la habían elegido a él para fabricar vidrio en el Palacio de la Granja. Como le decían que le iban a pagar mucho, se lo dijo a su familia, hicieron las maletas y se trasladaron a España.

Estuvo trabajando duramente unos meses y un día el rey de Francia se enteró de que faltaba un maestro vidriero. Fue hasta España y le dijo a la reina Isabel: devuélveme a mi maestro vidriero o si no comenzaré una guerra contra tu país. La reina Isabel le contestó airada: jamás le necesito para que me fabrique las lámparas más bonitas del mundo para mi Palacio.

Entonces comenzó una guerra en la que, como siempre, ganó España. Ganaron injustamente por que tenía razón Francia, pero, Isabel de Farnesio era muy cabezota. Entonces, el maestro vidriero siguió fabricando lámparas preciosas para el palacio de la granja y, las podéis ver cuando queráis si vais al palacio de la Granja en Segovia.


Por Daniel Ochoaerrarte Sánchez

LOS GATOS CALLEJEROS


En los antejardines de algunos barrios de Madrid sobreviven
Muchos gatos callejeros. Algunas personas que les gustan los
gatos les echan comida pero otros tienen que cazar pájaros
u otras cosas .Cazan con mucha destreza y cautela
trepando por el tronco de los pinos . En algunas ocasiones
hay personas que los cojen para poder levarlos a
veterinarios que los operan para que no se reproduzcan
por tanto y asi poder mantenerlos un poco más controlados.
Por eso piden los veterinarios/as que si vemos un gato
callejero intentemos capturarlos para llevarlos al
veterinario

Alejandra Cárdenas Rubio 5A

LOS GATOS CALLEJEROS

En los antejardines de algunos barrios de Madrid sobreviven
Muchos gatos callejeros. Algunas personas que les gustan los
gatos les echan comida pero otros tienen que cazar pájaros
u otras cosas .Cazan con mucha destreza y cautela
trepando por el tronco de los pinos . En algunas ocasiones
hay personas que los cojen para poder levarlos a
veterinarios que los operan para que no se reproduzcan
por tanto y asi poder mantenerlos un poco más controlados.
Por eso piden los veterinarios/as que si vemos un gato
callejero intentemos capturarlos para llevarlos al
veterinario

Alejandra Cárdenas Rubio 5A

martes, 9 de noviembre de 2010

ROBO DE UN BOLSO

A una señora campeona de sumo le roban el bolso.

Ayer a la 1 de la madrugada en la calle almíbar, un terrorista le intentó robar el bolso a una amable, dulce y cariñosa ancianita, que volvía de juerga de una discoteca del barrio. Sus amigas de quince años no pudieron hacer nada y se fueron gritando y corriendo despavoridamente hacia sus casas.

La abuela sola ante el peligro, todo el mundo creía que la dulce ancianita iba a perder el bolso. ¡¡¡Pero no!!! Nadie sabia que la anciana era campeona de sumo y... No quiero contar lo que pasó sólo digo que ha sido la peor experiencia de mi vida y será difícil de olvidar.

Actualmente el delincuente y el policía que intentó separarlos están en la U.V.I. Al poli le están intentando colocar la costilla que le sale por la oreja y al caco le están transplantando el corazón porque la abuela, tras hacerle una llave, le clavó la rodilla en la tripa y expulsó el corazón. Mientras la vieja sigue con las prácticas de sumo.

Daniel Ochoaerrarte

DOS PANDAS LLEGAN AL ZOO DE SANTANDER

El miércoles día 3 de marzo de 2010, sobre las 15:00 horas dos pandas de 1 año y medio llegaron al ZOO de Santander, a causa del nacimiento de otros cuatro pandas en el ZOO de Madrid. Les trasladaron porque no podía haber tantos, en un mismo sitio. Los pandas fueron traídos desde Japón como consecuencia de una operación que le tuvieron que hacer a su madre. El veterinario del ZOO les hará unas pruebas este domingo y confirmará si han heredado la enfermedad que tenía su madre. Desde entonces permanecían en el zoológico de Madrid hasta ayer, que fueron trasladados a Santander.

En total han ido más de 1.000 personas a visitar a estos ejemplares de osos panda. Se han adaptado al ZOO rápidamente, comen bien todo lo que les ponen y juegan mucho en el jardín que tienen. Si siguen así quizás lleven a más pandas a ver como congenian con ellos.

Mañana probablemente nos comuniquen más sobre estos pandas y sobre los cuatro que nacieron en Madrid. Les mantendremos informados.


Marta Muguruza Huidobro

EL LIBRO DE LENGUA Y YO

María-Hola libro de lengua, me llamo María.

Libro-Encantado de conocerte María.

María-Creo que vamos a estar todo el curso juntos.

Libro-Si eso es vamos a estar todo el curso juntos.

María-Bueno libro de lengua espero aprender mucho contigo este año.

Libro-Aprenderás mucho siempre que me leas con atención y escuches a tu profesora atentamente.

María-¿Libro de lengua por qué es tan importante lengua?

Libro- Pues María, porque la asignatura de lengua nos hace conocer nuestro idioma, poderlo expresar correctamente y escribirlo bien.

María-Creo que lengua es una de las asignaturas más importantes.

Libro-Así es María, la asignatura de lengua es una de las más importantes

Porque te ayuda a expresarte y a escribir correctamente.

María-Pues siendo así, voy a dedicarte mucha atención este año.

Libro-Fenomenal, no te preocupes si no entiendes algo de lo que yo te digo pues tu profesora te ayudará a entenderlo.

María Gálvez

EL ELEFANTE ROBUSTÍN

Erase una vez un elefante llamado Robustín. Era muy grande, con una larga trompa, pero con unas orejas enormes y todos los niños de la comarca se burlaban de él.
- Jo, no tengo amigos y todo el mundo se ríe de mí.
Muy a menudo cuando Robustín se va para su casa, varios niños siempre le perseguían para tirarle bolitas de papel. Robustín corría y corría para llegar a casa lo antes posible, pero como era tan grande no podía correr demasiado, aunque al final llegó sano y salvo, pero con muchas bola de papel pegadas por todo el cuerpo.
-Pero hijo que te ha pasado? Dijo la madre de Robustín al verle lleno de bolitas de papel.
-Que unos niños me han tirado bolas de papel.
-Pero que le has hecho a ellos.
-Nada mama, no sé porque se meten conmigo.
-Seguro que no les has hecho nada, Robustín
-Seguro mamá, te lo prometo.
-Bueno pasa y te daré un poco de chocolate.
-Una vez en la mesa…
-Mamá la verdad es que se meten conmigo porque dicen que tengo las orejas muy grandes.
-Pero hijo, tu no les hagas caso, tu eres un elefantito muy guapo y además se tiene que ir a la cama, ya que mañana hay que madrugar para ir al colegio.
-Está bien mamá, me iré a la cama y mañana será otro día.
-Pero mamá, mañana les plantaré cara, y ya verán lo que es bueno.
-Hijo, no debes meterte en problemas, tu no les hagas caso.
-No mamá, ya estoy cansado de todos esos niños, tengo que ser valiente y enfrentarme a ellos, y si no lo consigo buscaré otra forma de hacerlo.

Al día siguiente, Robustín se plantó frente a ellos y les dijo:
-Dejadme ya en paz
-Vaya, vaya, el elefantito nos ha plantado cara, ¿quieres pelea?
-No, yo solo quiero que me dejéis en paz
-No creo que sea posible
-Porque, yo nos he hecho nada
-Ya, pero no nos gustan tus orejas tan enormes y feas

Robustín llegó a casa cansado y lleno de moratones, su madre al verle tan triste decidió ir a ver al director del colegio y contárselo todo.
Al enterarse el director de estos sucesos, llamó a los padres de los niños que se metían con Robustín para contarles todo lo que les hacían sus hijos a Robustín. Y cuando los padres salieron del despacho del director avergonzados, castigaron a sus hijos durante mucho tiempo, y nunca más se volvieron a meter con Robustín.
Pablo Sáez

ROBUSTÍN

Érase una vez un elefante llamado Robustín que tenía un problema: no tenía amigos, porque cada vez que jugaban a algo, el gran elefante lo estropeaba. Jugando al escondite, era muy fácil encontrarlo, o cuando él la ligaba, como era muy alto veía a todos, o jugando al pilla pilla era muy patoso y siempre se caía. Robustín, o como lo llamaban los demás, Torpecín, un día se encerró en su habitación muy triste porque no tenía amigos, pero de repente escuchó una voz que le dijo lo siguiente:
-¿Qué te pasa?-
Robustín dijo:
-¿Quién ha dicho eso?-
-Yo, aquí, debajo de ti- Contestó la voz.
-¿Qué eres?- Preguntó Robustín.
-Soy una hormiga. ¿Por qué estás tan triste?-

Entonces el elefante le contó lo que le pasaba, que no tenía amigos y que se sentía muy sólo. La hormiga le dijo que podía ser su amiga y el elefante contestó encantado que sí. Al día siguiente salieron justos a jugar pero cuando los demás los veían uno al lado del otro todavía se reían más que antes, porque decían que parecían una montaña junto a una hormiga. Tanto se reían que al final Robustín y la hormiga, que se llamaba Trompetín se volvieron a casa muy disgustados.

Al día siguiente la hormiga Trompetín llegó muy contenta a casa de Robustín y le dijo que había tenido una idea buenísima. Se le había ocurrido dar una gran fiesta e invitar a todos los animales que conocían. Robustín se puso muy contento y se pusieron a preparar muchos pasteles y bocadillos. También pusieron globos de colores, serpentinas y música. Había bebida y juguetes para todos.

A las cinco en punto ya estaban todos los animales esperando en el jardín. Robustín y Trompetín abrieron la puerta y entraron todos muy contentos. Fue una de las mejores fiestas que ha habido en la historia. Al terminar la fiesta los animales le pidieron disculpas a Robustín y Trompetín y desde ese día fueron amigos para siempre.


Luis Lázaro Hierro 5.º A

viernes, 5 de noviembre de 2010

EL NUEVO AMIGO DE ROBUSTÍN

Érase una vez un elefante llamado Robustín. Vivía en un pequeño pueblo llamado Elecity, con sus padres, sus dos hermanas y su hermano.

Robustín era feliz de vivir allí con su familia, pero Robustín tenía un problema, sus orejas eran muy pequeñas, y aunque nadie se metía con él, porque todos le querían mucho, él no estaba contento de ser diferente porque quería ser como los demás elefantes.

Un día cuando la mamá de Robustín le fue a dar las buenas noches le preguntó-¿mamá por qué yo no soy como los demás, por qué yo tengo las orejas tan pequeñas?- no pasa nada por tener las orejas pequeñas, cada uno es como es y no hay que estar triste por eso- le respondió la mamá,- ya- dijo Robustín- pero a mí me gustaría no ser diferente ¿y si cuando crezca no me crecen las orejas y se me quedan pequeñas?- Eso no pasará- contesto la mamá- venga es muy tarde y si no, no descansarás para mañana. Está bien-dijo Robustín bostezando- me dormiré.

Al día siguiente cuando nadie estaba despierto Robustín cogió una mochila, se metió dos botellas de agua, cuatro bolsas de cacahuetes y se fue sin hacer ruido hacia la ciudad para buscar a alguien que quisiera unas orejas pequeñas. Se encontró a un elefante con un tamaño de orejas perfecto para él, entonces le preguntó-Hola señor. ¿Usted me cambiaría sus orejas por las mías? Y el elefante le contestó- ¡¿como te las voy a cambiar!? Estas son mis orejas de siempre, y me gustan- ¿y usted conoce a alguien que se quiera cambiar las orejas por algunas pequeñas?-preguntó Robustín- No, lo siento, no conozco a nadie, pero si caminas un poco más igual encuentras a alguien que te las quiera cambiar-contestó el elefante grande- ¡vale gracias!-dijo Robustín-y se fue caminando por la ciudad muy contento con la esperanza de que alguien le quisiera cambiar las orejas.

Le preguntó a mucha gente pero a todos les gustaban sus orejas y ya muy triste se sentó en un banco y empezó a pensar qué podía hacer. Pasó una señora elefanta al lado de Robustín y le preguntó-¿Qué te pasa? Y Robustín respondió -que no encuentro a nadie que me quiera cambiar mis orejas. Vete al campo allí seguro que algún animal te las quiere cambiar-contestó la señora elefanta-¡vale muchas gracias, adiós!-dijo Robustín casi sin aliento porque ya estaba llegando al final de la calle.

Cuando llegó al campo se encontró con un elefante granjero y le dijo-Hola señor ¿Usted me querría cambiar las orejas? No- respondió -es que me gustan mucho las mías, lo siento. No pasa nada- dijo Robustín- ya encontraré a alguien que me quiera cambiar sus orejas por las mías. Y siguió su camino por el campo. Como le pasó lo mismo que en la ciudad, que nadie le quería cambiar sus orejas Robustín empezó a pensar en su familia, en que se había perdido y no sabía cómo volver.

Entonces Robustín comenzó a llorar… pero de repente oyó algo a lo lejos y se dirigió hacia ese lugar y se encontró… ¡un circo! Y como no tenía nada que hacer entró y se sentó en unas butacas que había puestas dentro de la carpa. ¡El circo estaba muy chulo! había leones, tigres, monos, un rinoceronte… después de un descanso que hicieron salieron los payasos y detrás de los payasos salió… ¡un elefante volador, llamado Dumbo! Y cuando Robustín vio las preciosas orejas de ese elefante quiso conocerle.

Acabó el espectáculo y Robustín fue corriendo a buscar a Dumbo para pedirle sus orejas. Lo encontró en el camerino y nada más verse los dos dijeron a la vez ¿me cambias las orejas? Robustín le dijo extrañado- ¿tu quieres mis orejas? ¡Pero si son enanas. Si es verdad-respondió Dumbo-y eso es lo que yo quiero. Lo extraño es que tú quieras mis orejas. Robustín dijo- no son muy grandes. Pero si tú quieres mis orejas y yo quiero las tuyas… ¡podríamos cambiárnoslas por una semana! Es verdad- afirmo Dumbo- pero… ¿Cómo nos las vamos a cambiar? Eso… ¡no lo había pensado!-respondió Robustín-pero será fácil.

Ya con las orejas cambiadas Robustín y Dumbo se despidieron y quedaron en una semana en el camerino de Dumbo.

Robustín llego a casa y su madre que estaba muy preocupada le dijo- ¿donde te has metido? ¡Robustín no vuelvas a escaparte de casa! Robustín-dijo su papá- ¿no tienes las orejas más grandes? Si –afirmo Robustín- se las he cambiado a un amigo elefante nuevo que me he hecho ¿a qué molan? Si, pero no vuelvas a irte de casa sin avisarnos ¿vale?- dijo su mamá -vale- contestó Robustín- muy contento con sus nuevas orejas.

Al día siguiente Robustín se fue con su familia de picnic al campo pero Robustín no pudo jugar con sus hermanos porque cuando corría se tropezaba y se hacía mucho daño. Su mamá y su papá le decían- Robustín no te tendrías que haber cambiado de orejas, todos te queríamos como eras- ya, es verdad-contestó apenado.

Mientras en el circo Dumbo practicaba un mortal en el aire con gran dificultad porque no tenía sus orejas supergrandes y no podía volar y se caía… sus amigos le decían -si no te hubieses cambiado de orejas ahora podrías volar, Dumbo tienes que volver a cambiar, si es verdad- dijo Dumbo.

Ya pasada una semana Dumbo y Robustín fueron al campo y como a ninguno le gustaba sus nuevas orejas se las volvieron a cambiar.

Y así Robustín y Dumbo aprendieron que cada uno es como es y que no hay que estar avergonzado o triste por eso.


MARTA MUGURUZA

RAMÓN, EL ELEFANTE

Había una vez un elefante llamado Ramón, tenia 10 años era muy torpe y todo el mundo se reía de él.

Pero a el no se preocupaba porque le daba igual.

Un día le dijeron:

- Eres idiota. y respondió :

- No, solo soy torpe porque soy muy grande y no me tenéis que insultar

Pero siguieron insultándolo por más que se lo decía una y otra vez no le hacían caso.

Siempre se lo decía a una profesora pero no le hacían caso.

Un día se choco y se reían aun mas, hasta que un año vino una nueva que le protegía de todos los niños que se reían de él. A ella le respetaban porque al jefe de la banda le gustaba mucho.

Desde entonces el elefante, Ramón se hizo amigo de los que se reían de el porque le empezaron a conocer y vieron que era un chico muy simpático aunque un poco torpe por su tamaño.

Paula Armenteros