BIENVENIDOS AL CURSO 2.011- 12



miércoles, 30 de noviembre de 2011

PRINCESAS AL HORNO

   Érase una vez en el fabuloso país de Andalasia, en una reunión de príncipes, princesas y brujas malvadas  que sucedió un terrible acontecimiento que ninguno de los príncipes que estuvieron allí presentes  podrá olvidar. Ocurrió en el  mágico palacio del emperador desnudo porque, cuando murió, las brujas lo conquistaron, aunque los príncipes y las princesas no se habían dado cuenta.
Un día las malvadas brujas engañaron a los príncipes y a las princesas mandándoles una carta diciendo:
Queridas princesas:
Somos vuestros príncipes y queremos invitaros a una fiesta en el palacio del emperador desnudo a las nueve. Tenéis que venir todas porque seguro que no queréis que ninguno de nosotros se quede solo, da igual que tengáis gripe o varicela, tenéis que venir.
Os quieren,
           Vuestros príncipes.

A los príncipes les mandaron otra carta diciendo:
Nuestros queridos, queridísimos príncipes:
Os pedimos, por favor, que vengáis con nosotras al baile del emperador porque seguro que no queréis que ninguna de nosotras se quede sola. Da igual si os ha beis puesto enfermos o si tenéis que salir de viaje. Os esperamos el sábado a las nueve.
Vuestras princesitas.

Los príncipes y las princesas  se lo creyeron. Así pues las princesas se fueron a buscar sus fabulosos vestidos y los príncipes a por sus trajes.
Llegó el sábado y a las siete y media las princesas estaban ya vestidas mientras que los príncipes llevaban vestidos desde las cinco menos cuarto. Ya eran las ocho y los príncipes y las princesas estaban muy nerviosos deseando encontrarse con sus amados mientras que las brujas se reían porque la primera parte de su plan había funcionado.
De camino al palacio las princesas iban hablando de sus vestidos y sus peinados.
En el baile las princesas deslumbraban con sus preciosos vestidos. La Bella Durmiente llevaba el pelo suelto, un vestido de seda rosa de cuatro volantes  con miriñaque y en el centro un lazo enorme, sus  zapatos eran de finísimo  tacón, Bella llevaba el pelo con un gran moño salpicado de flores, un vestido amarillo de raso muy simple con unos zapatos a juego de poco tacón ( era muy comodona) y con un pequeño lacito amarillo un poco más fuerte, Blancanieves llevaba una falda azul  plisada conjuntada con una camiseta amarilla con flores rojas y unos botines de poco tacón, Cenicienta llevaba un moño, un vestido azul oscuro y azul clarito y unos zapatos de cristal azul. Había muchas más princesas, pero no las puedo describir a todas porque sino el cuento trataría de cómo se describe a una princesa.
El príncipe Fernando, que era el novio de Rapunzel, llevaba unos pantalones marrones y una chaqueta azul con algún que otro diamante, Felipe era el novio de la Princesa y el Guisante, iba vestido con una guerrera militar roja con botones dorados y   los pantalones negros, Javier, que  hace un año fue un sapo, era el novio de la princesa que le salvó, él llevaba puesta una chaqueta de lana verde sapo y unos pantalones también verdes con  botas marrones. Seguiría describiendo pero, como he dicho antes, este cuento trataría sobre cómo se describe a un príncipe.  Todos estaban  felices bailando menos  las brujas que les estaban observando desde la tercera planta. Cuando  Morgana dio la señal una de ellas dijo imitando la voz del emperador:
“SEPARAOS. Los príncipes a esa esquina mirando a la pared y cuando pasen veintidós segundos salid fuera del palacio e idos a vuestras casas”. Ellos obedecieron.
 “Las princesas a la otra esquina, mirando la espalda de los príncipes y ahora cerrad los ojos”. Ellas también obedecieron.
 Entonces las malvadas brujas bajaron y les metieron a cada una una manzana  envenenada en la boca  para asarlas en el horno y comérselas; pero el príncipe Javier que  sospechaba algo no obedeció a las malvadas brujas y se escondió en el palacio. Entonces vio a las malvadas  brujas llevándose a las princesas al horno. Así que el príncipe  le dijo a su caballo Perdigón que fuera  a llamar a los demás príncipes y Perdigón salió pitando para cumplir la orden.
Mientras, las malvadas brujas se reían a carcajadas y se relamían pensando lo ricas y tiernecitas que estarían las princesas. Pero cuando la malvada bruja Morgana estaba metiendo en el horno a Rapunzel, el príncipe se transformó en sapo  pegajoso y se lanzó a la cara de la malvada bruja escupiéndole un líquido venenoso que le provocó una verruga gigante que no le dejaba ver.
Cuando  las malvadas brujas oyeron sus gritos fueron corriendo a ayudarla , pero, en ese momento llegaron los otros príncipes y comenzó una lucha terrible entre ambos bandos.
Las malvadas brujas, gracias a sus hechizos, iban ganando la pelea. Los príncipes estaban heridos y casi no les quedaban fuerzas; pero, a pesar de ello seguían luchando valientemente.
Entonces,  apareció el hada Ventisca, que había visto todo en su bola de cristal y sopló y sopló  y a las brujas derribó.  Y cuando estaban en el suelo un tornado resopló  que a las malvadas brujas al horno metió.
Los príncipes besaron a sus princesas que despertaron sin recordar nada de lo que había sucedido.
El baile prosiguió      y a las doce terminó y colorín colorado este cuento se ha acabado          Colección: Perdigón
Editorial: sm



Princesas al horno
           
            Paula Marín


   A mi abuela

 Este libro se terminó de imprimir en 2011
                                                      

martes, 29 de noviembre de 2011

POEMAS






Ruiseñor cantarín
Obrador del Jarama
Burlándose del jardín
Leyendo en cada rama
Escudero del jazmín

Hoy hemos venido
Al hayedo de Montejo
Y nos estamos divirtiendo
A la vez que rimas hacemos

 
Jugando en el
Arroyo un
Ratón había
Ayudando a
Mantener este
Agua cristalina




Haber siempre hubo, hoy y ayer
Atentos a lo que os digo
Ya os volveré a ver
Está el cielo nublado y cantando los pajarillos
Donde vayas yo iré y allí estaré
Os quiero bonitas hayas y siempre os recordaré



HAYEDO DE MONTEJO DE LA SIERRA

El jueves 17 de noviembre fuimos al hayedo de Montejo. En el autobús  nos pusieron una película que se llamaba Anni y, casi al final de la ruta,  yo me mareé. Nada más llegar cogimos las mochilas y nos pusimos en las mesas a comer un poquito.  Cuando terminamos, nos fuimos a unos bancos donde la guía nos preguntó nuestro nombre y, por la misma letra por la que empezaba,  teníamos que decir un animal, a mí me tocó el petirrojo.
Pasado un rato nos fuimos a dar un paseo y por es e camino tan bonito con el agua cristalina del río nos explicaron y enseñaron un montón de cosas : lo primero fue que el río que pasaba por ahí era el Jarama  que separaba Madrid, que era donde estábamos nosotros, de Guadalajara; después, seguimos con el paseo y nos contaron que las hojas de las hayas eran  onduladas, y las pudimos ver,  y que la cortezas  de los árboles eran diferentes (en unos lisas y en otros más rugosas), algo que notamos al tocarlas; también nos dijeron que el fruto del haya era muy pequeñito pero, cuando se cae, empieza a crecer una nueva haya; y, también, que las hayas tenían las ramas muy extendidas, no como el roble que las tiene más encogidas.
 Más tarde, tuvimos que hacer un acróstico por grupos. Al mío le tocó la palabra Jarama, María tuvo que hacer de mesa para que pudiéramos  escribir. También nos enseñaron un árbol que había crecido en las rocas porque el fruto había caído entre ellas. Este árbol, que ya tenía unos doscientos años, tuvo que echar sus raíces por encima de las rocas. A continuación, nos mostraron diferentes tipos de rocas como la pizarra y muchas más que Aída llevaba en su bolsillo. Luego nos enseñaron un refugio. Ahí fue donde estuvimos jugando a un juego parecido al pañuelo pero era de tres grupos  y tenías que coger a la pata coja las  fotos de la definición que te decía la guía y esas definiciones eran sobre las cosas que habíamos  aprendido. Después seguimos con el paseo y, cuando terminamos, yo quería seguir caminando porque se me había hecho muy corto.  Bueno, a lo mejor algún día vuelvo con mis padres para que ellos también lo puedan ver y yo les explique alguna cosa que se le haya olvidado al guía o a la guía.
A la vuelta  no nos pusieron ninguna película  pero íbamos hablando con los de nuestro alrededor. Llegamos al cole,  creo que a las cuatro y cuarto, y nos pusimos a jugar  hasta que nos vinieron a buscar.
Ha sido una excursión muy divertida y hemos aprendido mucho sobre la fauna y flora de nuestra comunidad.
Paula Marín González

lunes, 28 de noviembre de 2011

LOBOS VS. CERDOS (con la colaboración especial del Gato con Botas)

Capítulo 1
El reencuentro

Un hermoso día de verano, caminaba por el bosque un pobre lobo que seguramente conocéis. Al lobo le acababan de sacar de  la tripa  una abuelita y su nieta, os lo podéis figurar, tenía una cicatriz desde el cuello hasta el ombligo. Por el río venía otro lobo nadando desesperado por salir del agua, a él también le habían destrozado la tripa, pero no solo le habían sacado seis cabritillos, encima le habían metido piedras a reventar. Por otro camino venía el lobo del bosque, este había soplado hasta que le salieron los pulmones por la boca, ahora tiene un pulmón mirando a Cuenca y el otro a Albacete.
El lobo de los tres cerditos llamado Hermenegildo se sentó en el claro del bosque a descansar, pues con la edad y los pulmones así se fatigaba un montón. Pasado un rato, pasó por allí benito, el lobo de Caperucita Roja y se encontró con Hermenegildo y le dijo: 
-¡Hola primo! ¿Qué haces tú por aquí?-.
-¡Pero cuánto tiempo!- respondió.
-Es verdad, no nos vemos desde que me fui de casa de mi madre.
-¿Y qué haces en mi bosque?
-¿Es tu el lobo de este bosque?
-Pues claro
-Pues he venido porque en mi bosque hay unos cazadores muy malos que me han echado.
-Pues ven a mi cueva y pasaremos allí el rato, que veo que tenemos muchas cosas que contarnos.

Ya en la cueva los lobos se empezaron a contar como les iba como lobos en sus bosques (a los dos les iba fatal). Se pasaron horas quejándose de lo mal que le iba, junto a la chimenea de la cueva. 

Ya eran las seis de la tarde cuando el lobo de los cabritillos, Rogelio, consiguió salir del agua. Pues con la tripa llena de piedras, casi se ahoga. Iba por el bosque buscando una cueva donde refugiarse, cuando se encontró con una en la que había luz. Entonces, entró, y se encontró con sus dos primos y se llevó una sorpresa increíble, les dijo-

-¡Hola! ¡Cuánto tiempo!
-¿Tú también? ¡Qué alegría! - respondió Erme -esta es mi cueva y hace un rato ha venido Benito.
-Hola Benito. ¿Qué tal estás?
-Mal ¿y tú?- le preguntó Benito.
-Pues desgraciadamente mal también.

Se pasaron otras horas hablando y quejándose. Entonces Ermeregildo, les contó su problema con los cerditos, y que tenían que cazar a esos cerdos gorditos para hacer jamón de pata negra, salchichón, chorizo, morcilla… Y les dan justo, a un cerdo por cabeza. A los otros dos lobos les pareció genial la idea. 

Capítulo 2

El gato y los cerditos


El gato con botas, que pasaba por ahí en su carro, se enteró de que tres lobos querían hacer salchichón con los cerditos. El gato que era muy inteligente, pensó que él ya estaba muy viejo, y que ya no podía cazar la comida del marqués de Carabás con tanta agilidad como lo hacía antes. Y se le ocurrió que sería mejor tener como sirvientes a los lobos para que cazaran.

El gato fue a hablar con los cerditos, y no le fue difícil encontrarlos, pues vivían en una mansión enorme que se alzaba sobre una colina en medio del bosque. Los cerditos tenían esa pedazo mansión porque Pablo, el mayor les había enseñado a Pedro y a Pancho a construir casas y él había ido a la universidad a aprender arquitectura, entonces, se iban construyendo cada vez una casa más grande y más grande.   
Cuando llegó, llamó al timbre y los cerditos le abrieron. Pablo dijo-

-¡Hola! ¿Quién eres?   
 
-Yo soy el gato con botas y vengo a ayudaros-. respondió- ¿Os acordáis del lobo que quería comeros? Pues ahora son tres.
-¡Oh no! ¿Y ahora qué hacemos?- respondió Pancho, el pequeño.
-No os preocupéis yo puedo ayudaros. Yo me llevo a los lobos para que cacen para el marqués de Carabás, y os  libro de ellos.
- Perfecto, como quieras-. Dijo el mayor- ¿Te quieres quedar aquí a pasar un tiempo mientras nos libramos de ellos.
-No quisiera molestar.
-Insistimos.
-Vale me quedo.
-Pedro, vete a preparar la habitación de invitados.   


Los cerditos y el gato se pasaron unos días hablando y planeando como los iban a atrapar, al igual que los lobos.




Capítulo 3

Su primera batalla


Los lobos ya habían pensado el plan, que es el siguiente: Benito y Rogelio, como se creían que los cerditos no se habían enterado de que ellos estaban compinchados, se disfrazaban de vendedores ambulantes y hacían que vendían barbacoas. Entonces, mientras probaban cómo funcionaban, Ermeregildo venía por atrás y los empujaba a la barbacoa.   
 Pero la cosa fue diferente, como los cerditos y el gato ya sabían que eran ellos, el gato los empujó hacia la barbacoa y bajaron rodando colina abajo.        
  

Cuando por fin se estamparon contra un árbol y pararon ya se habían pasado varios kilómetros de su cueva. Tuvieron que andar hasta su casa con la barbacoa unos ocho kilómetros, y eso que ya era de noche. Cuando llegaron cayeron  en la cama y no se despertaron hasta las doce de la mañana.

Capítulo 4

La segunda pelea


Esa tarde estuvieron discutiendo de cómo van a atacarles al día siguiente, porque Benito decía-

-Podemos entrar por la chimenea
-Créeme, ya lo intente una vez y no lo recomiendo- dijo Erme.
-Tengo una idea –dijo Rogelio-. Podemos entrar por la puerta trasera, con saco, y les raptamos.
-Me parece bien.
-Y a mí.

Al día siguiente fueron por el camino que llevaba a la parte de atrás de la casa. Los cerditos y el gato estaban jugando el mus en la sala de estar. Y Pedro dijo que iba  
a por unas bebidas a la cocina. Al llegar a ella se encontró con los lobos y antes de que pudiera gritar ya se encontraba dentro de un saco e iba a la cueva de los lobos.      

Los otros cerditos y el gato vieron que tardaba mucho y decidieron ir a mirar. Cuando llegaron se encontraron la cocina vacía y la puerta trasera abierta. Lo estuvieron buscando por toda la casa hasta que lo dieron por desaparecido.

Capítulo 5

Atrapados


A las seis de la mañana siguiente el gato con botas salió de la casa con una pistola de calmantes para bestias. Cuando llegó a la cueva, entro silenciosamente y disparó un calmante a cada uno. Los fue llevando uno a uno a la casa de los cerditos y metiéndolos en una caja. También rescató a Pedro y lo devolvió con sus hermanos.
Después de despedirse de los cerditos, el gato se montó en el carro en el que había venido y cogió el camino de vuelta a Carabás. Cuando llegaron allí, el gato les sacó de la caja, e hicieron un trato: ellos cazaban para marqués de Carabás a cambio de que ellos  les construían una casa para que vivieran y les daban un sueldo todos lo meses. A los lobos les pareció bien, pues por fin tendrían una casa bonita y les pagaban.

Entonces, todos se quedaron contentos: los cerditos, tranquilos porque ya no les molestaban los lobos; los lobos, contentos con su nueva casa y su sueldo; y el gato relajado porque  no se tenía que preocupar en cazar la comida del marqués. Y vivieron felices y comieron perdices.
                                        DANIEL OCHOAERRARTE



     

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.