BIENVENIDOS AL CURSO 2.011- 12



lunes, 28 de noviembre de 2011

LOBOS VS. CERDOS (con la colaboración especial del Gato con Botas)

Capítulo 1
El reencuentro

Un hermoso día de verano, caminaba por el bosque un pobre lobo que seguramente conocéis. Al lobo le acababan de sacar de  la tripa  una abuelita y su nieta, os lo podéis figurar, tenía una cicatriz desde el cuello hasta el ombligo. Por el río venía otro lobo nadando desesperado por salir del agua, a él también le habían destrozado la tripa, pero no solo le habían sacado seis cabritillos, encima le habían metido piedras a reventar. Por otro camino venía el lobo del bosque, este había soplado hasta que le salieron los pulmones por la boca, ahora tiene un pulmón mirando a Cuenca y el otro a Albacete.
El lobo de los tres cerditos llamado Hermenegildo se sentó en el claro del bosque a descansar, pues con la edad y los pulmones así se fatigaba un montón. Pasado un rato, pasó por allí benito, el lobo de Caperucita Roja y se encontró con Hermenegildo y le dijo: 
-¡Hola primo! ¿Qué haces tú por aquí?-.
-¡Pero cuánto tiempo!- respondió.
-Es verdad, no nos vemos desde que me fui de casa de mi madre.
-¿Y qué haces en mi bosque?
-¿Es tu el lobo de este bosque?
-Pues claro
-Pues he venido porque en mi bosque hay unos cazadores muy malos que me han echado.
-Pues ven a mi cueva y pasaremos allí el rato, que veo que tenemos muchas cosas que contarnos.

Ya en la cueva los lobos se empezaron a contar como les iba como lobos en sus bosques (a los dos les iba fatal). Se pasaron horas quejándose de lo mal que le iba, junto a la chimenea de la cueva. 

Ya eran las seis de la tarde cuando el lobo de los cabritillos, Rogelio, consiguió salir del agua. Pues con la tripa llena de piedras, casi se ahoga. Iba por el bosque buscando una cueva donde refugiarse, cuando se encontró con una en la que había luz. Entonces, entró, y se encontró con sus dos primos y se llevó una sorpresa increíble, les dijo-

-¡Hola! ¡Cuánto tiempo!
-¿Tú también? ¡Qué alegría! - respondió Erme -esta es mi cueva y hace un rato ha venido Benito.
-Hola Benito. ¿Qué tal estás?
-Mal ¿y tú?- le preguntó Benito.
-Pues desgraciadamente mal también.

Se pasaron otras horas hablando y quejándose. Entonces Ermeregildo, les contó su problema con los cerditos, y que tenían que cazar a esos cerdos gorditos para hacer jamón de pata negra, salchichón, chorizo, morcilla… Y les dan justo, a un cerdo por cabeza. A los otros dos lobos les pareció genial la idea. 

Capítulo 2

El gato y los cerditos


El gato con botas, que pasaba por ahí en su carro, se enteró de que tres lobos querían hacer salchichón con los cerditos. El gato que era muy inteligente, pensó que él ya estaba muy viejo, y que ya no podía cazar la comida del marqués de Carabás con tanta agilidad como lo hacía antes. Y se le ocurrió que sería mejor tener como sirvientes a los lobos para que cazaran.

El gato fue a hablar con los cerditos, y no le fue difícil encontrarlos, pues vivían en una mansión enorme que se alzaba sobre una colina en medio del bosque. Los cerditos tenían esa pedazo mansión porque Pablo, el mayor les había enseñado a Pedro y a Pancho a construir casas y él había ido a la universidad a aprender arquitectura, entonces, se iban construyendo cada vez una casa más grande y más grande.   
Cuando llegó, llamó al timbre y los cerditos le abrieron. Pablo dijo-

-¡Hola! ¿Quién eres?   
 
-Yo soy el gato con botas y vengo a ayudaros-. respondió- ¿Os acordáis del lobo que quería comeros? Pues ahora son tres.
-¡Oh no! ¿Y ahora qué hacemos?- respondió Pancho, el pequeño.
-No os preocupéis yo puedo ayudaros. Yo me llevo a los lobos para que cacen para el marqués de Carabás, y os  libro de ellos.
- Perfecto, como quieras-. Dijo el mayor- ¿Te quieres quedar aquí a pasar un tiempo mientras nos libramos de ellos.
-No quisiera molestar.
-Insistimos.
-Vale me quedo.
-Pedro, vete a preparar la habitación de invitados.   


Los cerditos y el gato se pasaron unos días hablando y planeando como los iban a atrapar, al igual que los lobos.




Capítulo 3

Su primera batalla


Los lobos ya habían pensado el plan, que es el siguiente: Benito y Rogelio, como se creían que los cerditos no se habían enterado de que ellos estaban compinchados, se disfrazaban de vendedores ambulantes y hacían que vendían barbacoas. Entonces, mientras probaban cómo funcionaban, Ermeregildo venía por atrás y los empujaba a la barbacoa.   
 Pero la cosa fue diferente, como los cerditos y el gato ya sabían que eran ellos, el gato los empujó hacia la barbacoa y bajaron rodando colina abajo.        
  

Cuando por fin se estamparon contra un árbol y pararon ya se habían pasado varios kilómetros de su cueva. Tuvieron que andar hasta su casa con la barbacoa unos ocho kilómetros, y eso que ya era de noche. Cuando llegaron cayeron  en la cama y no se despertaron hasta las doce de la mañana.

Capítulo 4

La segunda pelea


Esa tarde estuvieron discutiendo de cómo van a atacarles al día siguiente, porque Benito decía-

-Podemos entrar por la chimenea
-Créeme, ya lo intente una vez y no lo recomiendo- dijo Erme.
-Tengo una idea –dijo Rogelio-. Podemos entrar por la puerta trasera, con saco, y les raptamos.
-Me parece bien.
-Y a mí.

Al día siguiente fueron por el camino que llevaba a la parte de atrás de la casa. Los cerditos y el gato estaban jugando el mus en la sala de estar. Y Pedro dijo que iba  
a por unas bebidas a la cocina. Al llegar a ella se encontró con los lobos y antes de que pudiera gritar ya se encontraba dentro de un saco e iba a la cueva de los lobos.      

Los otros cerditos y el gato vieron que tardaba mucho y decidieron ir a mirar. Cuando llegaron se encontraron la cocina vacía y la puerta trasera abierta. Lo estuvieron buscando por toda la casa hasta que lo dieron por desaparecido.

Capítulo 5

Atrapados


A las seis de la mañana siguiente el gato con botas salió de la casa con una pistola de calmantes para bestias. Cuando llegó a la cueva, entro silenciosamente y disparó un calmante a cada uno. Los fue llevando uno a uno a la casa de los cerditos y metiéndolos en una caja. También rescató a Pedro y lo devolvió con sus hermanos.
Después de despedirse de los cerditos, el gato se montó en el carro en el que había venido y cogió el camino de vuelta a Carabás. Cuando llegaron allí, el gato les sacó de la caja, e hicieron un trato: ellos cazaban para marqués de Carabás a cambio de que ellos  les construían una casa para que vivieran y les daban un sueldo todos lo meses. A los lobos les pareció bien, pues por fin tendrían una casa bonita y les pagaban.

Entonces, todos se quedaron contentos: los cerditos, tranquilos porque ya no les molestaban los lobos; los lobos, contentos con su nueva casa y su sueldo; y el gato relajado porque  no se tenía que preocupar en cazar la comida del marqués. Y vivieron felices y comieron perdices.
                                        DANIEL OCHOAERRARTE



     

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.


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