El basilisco era una criatura legendaria creada por la mitología
griega que se representaba como una serpiente, con patas de gallo, alas espinosas, cola en forma
de lanza, tenía un veneno letal, también podía matar con la mirada.
En el siglo V111, el basilisco, se consideraba una nueva especie de
serpiente que tenía una cresta de gallo en la cabeza. Nacía de un huevo de
serpiente o sapo incubado por una gallina. Según Plinio el Viejo, (escritor
latino, científico, naturalista y militar romano) el basilisco era natural de Cirene,
(antigua ciudad griega en la actual
Libia ) y no medía más de
medio metro. El basilisco vive en el desierto que crea al romper piedras y
quemar el pasto.
Las formas más seguras
de matarlo eran: con el canto del gallo, que le asustaba, vencerle con una comadreja con su olor o
reflejarlo en un espejo muriéndose por
mirarse al mismo. Las leyendas cuentan que Alejandro Magno (rey de Macedonia
desde 336 a. C. hasta su muerte) derrotó a el ser mitológico con un espejo.
También se dice que un caballero anónimo mató a una plaga de Basiliscos con una
armadura de espejos por eso lo nombraron el caballero de espejos.
Arnau Vilar Mira