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miércoles, 22 de diciembre de 2010

LOS TRES REYES MAGOS

Era la noche del 5 de enero de 2010. Todos los niños estaban ilusionados con lo que les esperaba, los regalos que habían pedido para los Reyes Magos. Al menos los que creían en ellos, porque no toda la gente cree en ellos. Pues esta historia trata de que un niño huérfano que no creía en ellos, es decir, que no les escribió ni una sola carta, igual que en los años anteriores.
Juan, que así es como se llama, estaba cenando con los demás niños, solo que esa vez cenaron más pronto todos los niños porque tenían que irse a dormir temprano por los Reyes. Además solo hablaban de ese tema, algo que a Juan no le gustaba en absoluto. Cuando iban por el segundo plato, que era lasaña, se subió a la mesa y dijo en alto:
-¡Pero cómo podéis creer en los “Reyes Magos.”
Entonces dijo un niño que estaba al lado:
-¡Pues porque existen de verdad!
Entonces Juan cogió la lasaña y se la lanzó en toda la cara, fue así como comenzó una guerra de comida. Cuando llegaron los monitores les mandaron limpiar todo y cuando terminaron los mandaron a la cama, algo que les alegró mucho.
Al fin estaban en la cama, fue la primera vez que se durmieron tan pronto y ya se sabe la razón. Juan se puso a pensar si de verdad existían los Reyes Magos, encontró razones razonables para que existieran, pero pocas, eso sí, encontró muchísimas para que no existieran, las que se ha inventado y las que ha encontrado a lo largo de los años. Bueno, eran las cuatro y treinta y siete de la noche y Juan se acababa de despertar para ir al baño a hacer pipí, cuando de repente escuchó como si alguien se estuviese comiendo galletas, las galletas que habían dejado sus compañeros. Sin pensárselo dos veces se asomó donde estaba la terraza y vio a tres personas con un camello cada una, sin duda alguna eran los Reyes Magos. Se acercó a ellos y les pregunto.
-¿Sois los Reyes Magos?
-Si. Y tú eres Juan, ¿no?
-Si. Pero si vosotros no existíais.
-Si que existimos. Juan según hemos visto, eres un niño bastante bueno, pero tienes una gran energía negativa que te esta invadiendo de ti por dentro, deshazte de ella. Ahora vete a la cama y ten buenos sueños.
Así hizo Juan y se fue a la cama.
A la mañana siguiente se levantó y fue corriendo al árbol de navidad. ¡No se lo podía creer, tenía regalos! No tardó nada en abrirlos. Esos regalos los quería tener desde siempre. Así fue como Juan ya c reyó para toda la vida en los Reyes Magos.

LUÍS LÁZARO

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